Amigos míos y compañeros de ruta,
Os escribo para despedirme de vosotros. Hoy parto de las calles de Todalia, y como son estas calles mi patria y vosotros sus habitantes mis hermanos, entonces parto con algo de pena y dolor. Es grande el dolor por que es parte de mi corazón el que dejo con ustedes, se los dejaría Todo, pero no soy dueño de todo mi corazón.
Grandes amigos sois. Es bueno el botín que llevaré conmigo, sabéis que suelo viajar ligero, lo sabéis, y sabéis también, que a veces, olvido el equipaje... pero a vosotros no podré olvidar por que ya sois Todo. Siempre ha sido verdad que la amistad no conoce su hondura hasta la hora de la separación.
Profundo es mi anhelo por la tierra de mis recuerdos y por el lugar de mis mayores deseos. No puedo dirigir el curso de esto que en mi se estremece, más bien es esto lo que dirige mi curso. A nado debo llegar a la cercana isla de Eros, si subís al monte Oniro veréis la gran belleza de la isla de que os hablo. Es seguro que querrás ir a ella cuando la halláis visto -creo que Todos la veréis algún día, si es que ya no la conocéis- pero recordad que solo llegaréis a ella por mar y a nado, altos son los designios que obligan zarpar sin navío. Debéis cruzar un mar, sentir en toda vuestra piel su agua, probar su sagrada sal, sumergiros en su mística profundidad... todo esto debéis hacer para llegar a Eros. Por que esta preciosa agua os limpiara todas vuestras impurezas, su sal os acercara a vosotros mismos por medio de su secreto (recordad que vuestras lágrimas hay sal), y el vaivén de sus olas os recordará el continuo movimiento de la vida(recordad además: el continuo movimiento de vosotros). Seréis vosotros mismos nadando en este mar pues él os recordará lo que sois... sólo así podréis llegar a la preciosa Isla.
No temáis, ahogaros y Naufragar... -¿Queréis conocer el secreto del mar? Sólo quienes han naufragado en sus aguas conocen su misterio- Recordad que por ese temor son tan pocos los que conocen esta hermosa isla, muy pocos han dormido en sus playas, muy pocos has subido la cumbre de su único monte, muy pocos, muy pocos la conocen. Si no vais algún día por temor es claro que Todalia os ofrecerá su continua primavera (vosotros sabéis lo hermoso que son sus días), pero de seguro no conocerás la cúspide de vuestro amor, y vuestro dolor más profundo... Sólo una parte de Todalia conoceréis y Todalia hay que conocerla toda.
Profundo es mi anhelo por la tierra de mis recuerdos y por el lugar de mis mayores deseos. No puedo dirigir el curso de esto que en mi se estremece, más bien es esto lo que dirige mi curso.
Dejo con vosotros una parte de mi, me disculpo por no dejaros TODO, pero ya sabéis no soy dueño de Todo mi corazón.
Olas gigantes que os rompéis bramando... llevadme con vosotras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario